Ábrete a tu sensualidad y a una mejor sensación
En verano, todo nos invita a degustar los placeres de los sentidos y consigue que nos preguntemos qué hacemos con nuestra sensualidad durante el resto del año. ¿Le damos la importancia que merece? ¿Somos conscientes de ello?
Es difícil, estamos bloqueados. Herederos de un pasado puritano, vivimos una época de estrés encontrándonos atrapados en una vida demasiado cerebral. Nos confunde la sensualidad y el placer sexual «sensorial», pero hay maneras de reconciliarnos con el mundo. Necesitamos esta reconciliación para vivir con mayor alegría.
7 pistas para una total sensualidad
Los seres humanos son sensoriales. A veces, es necesario que exploremos nuevas sensaciones e intensifiquemos nuestra relación con el mundo para ser más receptivos a los placeres que ofrece el cuerpo.
1. La piel del cuerpo
Estar bien con uno mismo nos pone en contacto con la sensualidad. El masaje nos ayuda a conectar con una sensualidad natural, incluyendo la educación y los dictados socioculturales nos han distanciado. Nuestra piel es nuestro principal medio de comunicación, nuestro primer sensor sensorial durante la vida intrauterina.
El tacto y el olfato nos llevan a una seguridad básica.
Podemos poner nuestra piel en las manos de un especialista o disfrutar de elementos externos: pisar la arena descalzo, sentir el sol y el viento en la cara, el agua de la ducha en el cuerpo…
Se trata de captar el bienestar que los mensajes de la piel envían al cerebro y sentirnos vivos.
2. Para enriquecer el olfato
Entra en una perfumería y encuentra la fragancia que usaba tu abuela. El vínculo entre el olor y el cerebro atrae emociones de una manera muy rápida. Un perfume tiene el poder de volver a recordar momentos del pasado. El olor es inmediatamente traducido de la siguiente manera: «yo sé / no sé» lo que «me gusta / no me gusta».
Aprende a controlar tu sentido del olfato, a tener una mayor conciencia de tus preferencias olfativas. También nos ayudará, en última instancia, a conocernos mejor ya que nuestros gustos en este área están relacionados con nuestra historia personal.
Con las especias y los condimentos aprendemos a distinguir los que nos gustan y molestan, para más adelante innovar en la cocina y elegir la fragancia que más nos convenga.
Puedes ir de paseo olfativo por la naturaleza y por la ciudad. En cada tienda encontrarás un olor. Debemos descubrir los que nos hacen sentir bien, los que nos recuerdan un momento vivido.
3. Rutina para escuchar tus emociones
¿La sensualidad es compatible con la rutina? ¿Por qué no comenzar con una actividad rutinaria de manera más consciente? Reduce la velocidad en todo lo que haces, date tiempo para que te apoderes de esa riqueza de detalles que nos hace recordar lo que nos importa: al planchar percibimos el olor de la ropa. Observa los olores de las casas, los huertos. Bebe té y fíjate en su aroma, color, etc.
El día a día está lleno de pequeños momentos que vivimos sin pensar debido a la prisa que tenemos por terminar nuestras obligaciones. Sin embargo, se desencadenan emociones y sensaciones que percibiríamos si prestaríamos atención. Una cosa es cierta: la sensualidad educa, se cultiva y, con un poco de práctica, destila placer en nuestros cuerpos y nuestras vidas.
4. Cocinar buena comida y hacerles felices
¿Qué hacemos cuando elegimos un melón? Lo tocamos, lo sentimos, despertamos todos nuestros sentidos, seleccionamos esta fruta.
La cocina es sensual, es un acto de amor que implica emoción. Se trata de una materia prima que se va a preparar de acuerdo con lo que se siente y con una idea en mente: dar felicidad.
Y para ofrecer esta felicidad, tenemos que poner en ello todos los sentidos. Oler un besugo para comprobar su frescura y escucharle crujir con aceite de oliva antes de disfrutar de él.
Mejor aún será dárselo a saborear aquellos que amamos. Poner los sentidos y emocionarse al cocinar es simplemente amar. Incluso cuando estás sólo es amor hacia ti mismo. Vivir un momento feliz. Después, queda en la memoria emocional.
5. Mueve tu cuerpo y conecta con el mundo
Los múltiples beneficios del deporte están bien establecidos: sentirse en forma, saludable, fortalecer los músculos. El deporte es una gran manera de desarrollar la memoria «sensorial». Y permite afinar la silueta.
Correr escuchando tu cuerpo y respiración. Correr y experimentar lo que se siente es divertido.
Nuestros sentidos permiten que nos adaptemos a nuestro entorno. Mover el cuerpo es una gran manera de conectarnos con el mundo que nos rodea.
El movimiento, una vez que ya no es automático, que se lleva a cabo con cuidado y vigilancia, cambia nuestra percepción desde el exterior. El simple acto de caminar sintiendo los músculos trabajar. Los brazos y los pies pisando el suelo nos ayudan a vivir la vida al igual que un bebé aprende a poner un pie delante del otro.
6. Escucha vibrar tu cuerpo
¿Quién no se siente aliviado al escuchar una sonata de violín o la voz de James Brown? Sin embargo, escuchar un sonido grabado no permite experimentar las mismas vibraciones que el sonido en vivo. La parte sonora de un sonido será interpretado por el cerebro y contribuirá a una forma de relajación mental.
Pero, los sonidos acústicos actuarán cada vez más en el cuerpo a través de una vibración concreta. La onda mecánica se extenderá por todo el cuerpo y transmitirá información a nuestras células. Si el cerebro está feliz de escuchar una sonata, el cuerpo encontrará placer. Vamos a utilizar los instrumentos acústicos, como en un concierto, con el deseo de poner el cuerpo a tono para así experimentar otras sensaciones más orgánicas. Recordemos, también, que la voz sigue siendo un instrumento.
¿Por qué no cantar en voz alta intentando controlar esas pequeñas agitaciones internas? ¿Por qué no escuchar la voz del otro y disfrutar al sentirla resonar en nosotros?
7. Detener la intelectualización y dar la bienvenida a las sensaciones
Leyendo todos estos consejos, abrirse uno mismo a su sensualidad no parece fácil. ¿Qué necesitas para sentirte completo? Tan sólo se trata de experimentar las sensaciones de la vida.
Darles la bienvenida cualesquiera que sean sin comentarios, juicios o proyección de lo que se debe o no sentir. Tomar lo que viene aunque sea tensión, ansiedad o incluso ¡nada! El ser sensual ya no considera su cuerpo como algo abstracto, fuera de sí mismo.
Ser sensual es vivir
La sensualidad huele a azufre, evoca la animalidad. Sin embargo, es un motor esencial en nuestra evolución y firma nuestra presencia en el mundo.
Algunos días nos gustaría ser un gato y tumbarnos, suavemente, en el regazo de los que amamos ronroneando a la menor caricia. ¿Crees que un ser humano se aburre al tener que disfrutar de una vida llena de pequeños placeres?
Como demostró hace diez años el filósofo Elizabeth de Fontenay en uno de sus libros (El silencio de los animales), nuestra idea de lo humano se ha construido a través del tiempo en oposición radical a la animalidad. Es una pena, porque la sensualidad sigue siendo vital para nuestra evolución.
Animal es, por supuesto, el origen de todas nuestras acciones, pensamientos y conductas. Se basan en una base emocional cuyo origen es, esencialmente, sensorial. Nuestro sistema nervioso y su corte de neurotransmisores y hormonas están determinados, fundamentalmente, para una pregunta: ¿es bueno o malo?
Un apetito goloso
¿Placer o dolor? Para el animal es una cuestión de supervivencia y la naturaleza le ha proporcionado la medida correcta. En efecto, en el sistema nervioso el placer y el dolor están relacionados entre sí. Estos enlaces dan lugar a secreciones hormonales que restablecen el equilibrio.
Las estructuras del placer son tan sensibles que deben oscilar en un nivel de base para no permitir el exceso, porque el exceso es malo. Un placer demasiado rico en intensidad o duración termina cansando. La naturaleza invita al hombre a disfrutar siendo sensual sin pasarse ni quedarse corto.
Hemos avanzado a través de la navegación del placer entre el abuso y el ascetismo. El cerebro humano tiene una corteza prefrontal que le dicta libertades y prohibiciones. Puede decidir hasta el punto de caer en la adicción o construir el autocontrol y la moderación.
El hombre siempre busca un cierto placer sensorial, ya que sigue desempeñando su papel fundamental para la satisfacción de las necesidades básicas (alimentación, reproducción…). Tiene sus gustos personales, no siente el mismo disfrute con la cultura, la educación y la herencia genética. La sensualidad no se puede hacer en conciencia, se vuelve personal.
Características humanas
Este viaje no es un lujo. La importancia social de la sensualidad es uno de los atributos de la seducción o la reputación de un individuo. Es un encanto que te distingue de lo común. En referencia a la utilización de los sentidos y el cuerpo, nutre la alegría de vivir y el placer de ser uno mismo y sentirse una persona sensual.
La sensualidad no es la única prueba de la presencia armoniosa en el mundo del ser humano. Nosotros tenemos el poder de cultivar nuestra sensualidad para darnos placer a nosotros mismos y a los demás. Podemos encontrar qué nos gusta, que nos hace sentir placer, crear, imaginar, recordar y compartir.
Esta es la diferencia entre la búsqueda instintiva del placer y el arte, ya sea pintura, cocina, erotismo o estilo de vida. Este es el camino hacia la libertad: hay que escuchar para encontrar fuentes de placer.
La sensualidad es algo más que la supervivencia en nuestros genes. Es el arte de vivir intensamente el presente en contacto con el mundo y las relaciones con los demás. Un antídoto para la depresión, la tristeza y la tragedia.
Tome nota de algunos consejos, especialmente este aspecto se me dificulta un poco, muy buen artículo.